Ya no vivo en Madrid

Me he decidido, ahora sí que sí. Voy a abrir un blog. Y voy a escribir en él todo lo que veo a mi alrededor, todo lo que en los últimos tiempos he visto y vivido, y que ha sido un tanto, digamos, diferente.

La razón es sólo una. Ahora ya no vivo en Madrid, vivo en Euskadi.

Pero vamos por partes, me voy a presentar lo primero. Soy nacida en Madrid, madrileña de toda la vida, madridista también y de Hortaleza. Así me defino y así voy presentándome por la vida.

Toda la vida viviendo en el mismo barrio, paseando por los mismos parques, comprando en las mismas tiendas, esperando a los mismos autobuses y saliendo de fiesta por los mismos bares. Y toda esa vida pensando que Madrid, por grande, sucia, llena de todo y muy caótica, era mi ciudad, me encantaba, viviría en ella para siempre.

La vida es sorpresa continua, de repente cambia y nos da la vuelta. En mi caso apareció el amor, y si le sumas la crisis y un repentino despido, un día haces las maletas y te vas a vivir a Euskadi.

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Mi destino no era una gran ciudad, Bilbao o San Sebastián, con sus atascos, sus grandes avenidas y el metro en hora punta. Para que el cambio fuese un poco más grande me fui a vivir a Derio, cerquita de Bilbao pero en el campo, al lado del Aeropuerto pero en el campo, el campo…

Sin trabajo, en el campo y con todo un Bilbao a diez minutos por descubrir empecé mi vida en Euskadi: Y a partir de ahí todo ha sido diferente. No es que me haya ido a la Polinesia a vivir, bien es cierto, pero hay muchos aspectos de vivir en Euskadi que son diferentes a vivir en cualquier otro lado. Si “Vaya Semanita” ha popularizado algunos tópicos de los vascos, yo estoy viviendo esos y otros tantos en carne propia y la experiencia es para contarla.

Hace justo un año que mi vida cambio y ahora voy a contar algunas cosas que me han llamado la atención en estos doce meses. No voy a comparar Derio con Madrid, pero casi, casi.